lunes, 10 de septiembre de 2018

Villaseca de la Sagra 10/09/2018




La última novillada de Villaseca de la Sagra ha sido un encierro de bonitas 'patitas blancas' de la ganadería de Monteviejo. Los novillos de encaste Vega-Villar han salido con las buenas hechuras y las hermosas capas berrendos y luceros que caracterizan este legendario encaste del campo bravo español. Sin embargo, el comportamiento de los novillos ha sido poco bravo y complicado, desarrollando genio y sentido que imposibilitaron el lucimiento de cualquier de los tres novilleros, los cuales tuvieron que luchar contra algunas verdaderas 'alimañas' como el segundo de la tarde, que cayó en manos de Juan Carlos Carballo. Solo tocó pelo Aquilino Girón que cortó una merecida oreja del sexto tras salir de la enfermería. 

Abrió cartel Alejandro Fermín con un novillo de embestidas informales y sin ritmo. Fermín acertó en llevarlo a los medios donde realizó una faena de oficio y seguridad, aprovechando las embestidas buenas que ocasionalmente ofrecía el animal para bajar la mano y pasarlo con temple. No fue un adversario fácil pero el novillero estuvo bien con él y colocó de forma habilidosa el acero. El cuarto fue un novillo de hermosa pinta, muy en tipo de la ganadería que no tuvo casta en el último tercio. Alejandro Fermin le pudo mucho, cruzándose al piton contrario y sacando muletazos templados al novillo que remató con la cara por alto. El desplante con una rodilla en tierra y el molinete invertido que le sirvió para salir de la cara del Vega-Villar tuvieron mucho sabor. 

Uno de los momentos más emocionantes de la tarde llegó en la faena de Juan Carlos Carballo ante el segundo bis. Fue un novillo lucero y muy serio por delante que estaba agarrado al piso en los primeros tercios y marcó querencia a tablas. Carballo lo puso dos veces en el caballo de picar y estuvo muy entregado en el último tercio. Fue una verdadera lucha entre el hombre y el novillo, que revolvía la cara con rapidez, buscándole el cuerpo con malas intenciones sin ni querer pasar por la tela roja. Fue también un animal con cierto poder y casta ante el que Carballo estuvo firme y muy valiente. Sonó la música pero pidió que la banda parase, parecía más una batalle de gladiadores que la faena de un torero. Mató con una estocada tras pinchazo y saludó una gran ovación tras una faena de mérito tremendo. Su labor al quinto también fue importante pero le costó rematarlo con el acero. 

Los banderilleros llevaron en brazos a Aquilino Girón hasta la enfermería después de que salió con el capote por la espalda para hacer un quite al quinto novillo de Juan Carlos Carballo. Parecía una herida grave pero impresionó ver el novillero salir nuevamente al ruedo para saludar al sexto con una larga cambiada de rodillas al sexto, al que abrió mucho los brazos en las verónicas. El tercio de varas fue muy espectacular, con el novillo arrancando tres veces al peto y desde una buena distancia en los dos últimos puyazos de Francisco Javier Ortiz. Aquilino Girón brindó el novillo y se fue a por el Alfarero de Oro con una faena basada en la entrega y la disposición. El novillo desarrolló complicaciones al igual que sus hermanos pero Girón logró sacarle pases a base de llevar cosida su embestida. La oreja fue concedida tras una gran estocada, que valía por sí solo el trofeo. 

Alejandro Fermin mostró oficio y conocimiento ante ambos oponentes. 

Juan Carlos Carballo estuvo dispuesto y firme. Sobre todo ante el segundo novillo que puso los pelos de punta a los espectadores. 




Aquilino Girón y la gran suerte de varas del sexto novillo. 

Imágenes de CMM. 

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