domingo, 5 de agosto de 2018

Iscar 05/08/2018


La despedida de Juan José Padilla de la plaza de toros de Iscar (Valladolid) no fue una tarde de mucho éxito a causa del poco juego que dieron los toros de Los Eulogios. Fue un encierro de presentación notable pero sin raza ni casta. En general los animales tuvieron cierta nobleza y obedecieron los toques, aún así, la total escasez de poder y casta hizo que incluso los mejores ejemplares del encierro no transmitieron al tendido. Menos mal que tuvieron delante una terna de diestros con ganas que estuvieron dispuestos a dar todo lo que pudieron. Al final salió a hombros Juan Del Alamo tras cortar las dos orejas al segundo de la tarde, mientras que el "Ciclón de Jerez" y Román se fueron con un apéndice cada uno. 

El torero Jerezano no tuvo la despedida soñada de la plaza de Iscar. Se fue con un apéndice que cortó al cuarto toro del festejo, un toro que le permitió mostrar sus personalidad en los primeros tercios pero que no tuvo fondo para aguantar la faena. Adornó el primer tercio con un quite por chicuelinas, procurando no obligar la res que ya apuntaba su escasa pujanza. Al primero no había puesto las banderillas y Padilla no quiso dejar esta afición sin una de las marcas de la casa. Colocó con pureza y oficio los palos, rematando con un vistoso par al violín y brindando al público. Inició la faena sentado en el estribo pero el toro no estaba para más, así que Padilla tuvo que conformarse con algunos desplantes. El primero le permitió pegar algunos muletazos en redondo sin obligarlo pero la cosa se quedó en eso. El torero de Jerez fue homenajeado al finalizar el paseíllo. 

La actuación más redonda de la tarde lo llevó a cabo Juan del Alamo. El torero de Salamanca estuvo por encima de sus dos oponentes y fue capaz de sacar lo mejor de ambos toros. El segundo de la tarde respondió con obediencia los cites de Juan que supo cuidarlo, llevándolo suave con la muleta a media altura por la diestra. Hizo todo a favor del toro logrando sacar algunos naturales templados antes de terminar con una tanda muy limpia por la derecha y unas manoletinas. La estocada hizo al toro caer patas arriba sin la necesidad de la puntilla y fueron concedidas las dos orejas. Toreó con temple a la verónica al segundo de su lote y lo recibió en los medios para ponerse a torear directamente en redondo. Fue una faena de gran oficio en la que dejó al toro su espacio entre pase y pase para no exigirle mucho. Fue una faena buena pero larga -quizás demasiada- que terminó emborronando con la espada y escuchando un aviso. 

Román también fue premiado con un trofeo por la gran entrega y disposición que caracteriza la tauromaquia de este joven matador valenciano. Arrancó el premio del primero de su lote, un toro castaño que le permitió pegar algunos lances de capa pero que luego, además de mostrar su poca raza, llevaba la cara por los nubes, evidenciando también su falta absoluta de entrega. El valenciano no se rindió ante las adversidades y exprimió todo lo que pudo de su adversario, toreando en redondo con ganas y poniendo lo que faltaba el toro. Luego se metió más con el animal para sacar algunos pases invertidos que pusieron fin a la obra. La estocada llegó después de un pinchazo y el público le pidió el trofeo. El texto no le sirvió para nada y hizo bien en despacharlo con limpieza y rapidez después de comprobar que el animal no tenía nada dentro. 




Juan José Padilla. 


Juan del Alamo. 




Román. 


Imágenes de Telemadrid. 

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