La segunda corrida de la Feria de Albahaca de Huesca no cumplió con las expectativas. Quizás en parte porque los toros de Adolfo Martín no mostraron la casta que estamos acostumbrados a ver en esta ganadería, pero también es posible que los diestros no terminaron de acoplarse a algunos de los animales que si tenían posibilidades. Al final del festejo los tres diestros salieron de la plaza sin trofeos, aún así, el que sí mostró mucha casta y muchas ganas fue Emilio de Justo. El joven diestro supo aprovechar sus dos oponentes a lo máximo para dejar en el ruedo aragonés el inconfundible sello de su Tauromaquia.tambien fue importante la actuación de Serranito que volvió a salir para estoquear al segundo después de ser corneado en la faena al primero. Estaba muy cerca de cortar un trofeo de este quinto toro pero el premio se quedó en una clamorosa vuelta al ruedo.
Emilio de Justo recibió a su primero con ganas y esta firmeza que caracteriza su toreo de capa. Su faena fue una magnífica obra de gran firmeza y seguridad ante otro toro que no fue nada fácil de torear. Pese a que el animal tuvo muy poco recorrido y estaba muy agarrado al piso, el de Justo fue capaz de sacarle tandas de mucha firmeza y valor en las que dejó claro sus intenciones y su gran capacidad para estar por encima de estas ganaderías complicadas. Es una lástima que no lo mató a la primera. Salió con las mismas ganas a torear el sexto de la tarde, un toro que brindó al público. A base de su tremenda firmeza, templanza y valor sacó del sexto una magnífica faena con series de gran importancia, templados y de mucha profundidad que fueron rematados con depechos de exquisita torería y buen empaque. No fue un toro fácil, aún así, Emilio de Justo le tocó todas las teclas y dibujó una buena faena, rematada con un final por alto de mucha torería adornado también con bonitas trincheras, que fue premiada con la vuelta al ruedo.
El torero aragonés Serranito también realizó una buena actuación. Estuvo muy por encima del primero de su lote, un toro al que hizo bien las cosas pero que iba desarrollando cada vez más sentido hasta que prendió al diestro, dejándole una cornada de notable seriedad. Aún así mató a su oponente y volvió a salir para estoquear al quinto. Una vez más estuvo muy por encima de su adversario con muletazos buenos y desplantes que evidenciaron sus buenas intenciones. Juan Bautista no quiso quedarse atrás e hizo todo lo que pudo con un lote imputable. Vimos su temple y sus buenas maneras pero los ejemplares que le tocaron en suerte no le sirvieron para nada, sobre todo el primero que recibió un segundo puyazo muy innecesario
Imágenes de CMM.
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