miércoles, 6 de julio de 2016

José Tomás: El Mito Viviente



Soberbio muletazo de José Tomás en Alicante 24/06/2016 (SimónCasas Productions)


Parece que las actuaciones de José Tomás en su temporada de 2016 están cumpliendo las expectativas; las plazas se están llenando, los abonos se agotan, el impacto económico generado transciende mucho más allá del mundo del toro y los pocos espectadores que tienen la suerte de encontrar una entrada o un abono están viviendo con intensidad la emoción del toreo inigualable del diestro de Galapagar. Pero no es menos importante la contribución directa de José Tomás al arte de torear y parece que en este aspecto no se está dando al torero madrileño todo el reconocimiento que merece. Observando las actuaciones de Tomás, sobre todo los más recientes, me parece evidente que este torero es, además de un fenómeno, un revolucionario. 

Son muchos los términos que a veces se abusan en el mundo de los toros, ‘maestro’ es sin duda uno de los más usados. Pero llamar ‘revolucionario’ un torero, por lo grande que sea, siempre se hace de manera  mucho más cauta. Con esta calificación se abre camino al debate, un debate siempre larga y tediosa en la que es necesario revisar todos los matices del arte y la técnica de torear, naturalmente no son muchos los que se atreven a hacerlo y para los que sí, tienen que aguantar las críticas y comentarios de aficionados tenaces con quienes entrar en debate es bastante parecido a golpear la cabeza en un muro de piedra repetidas veces. Es por eso que siempre se habla de los toreros revolucionarios con cierta timidez, incluso son muchos los toreros que no ganan el reconocimiento merecido hasta que se retiren o hasta que termine su carrera en las astas de un toro. 

Por eso conviene analizar en detalle el toreo de José Tomás. Estamos, como ya sabemos ante un torero muy especial, capaz de hacer cosas extraordinarias que captan siempre la atención del público taurino y no taurino. Esto lo ha hecho desde sus inicios en el toreo, arriesgando de una forma impensable que parece imposible hasta para sus compañeros en la plaza que también son grandes figuras del toreo. Esta forma de arriesgar le ha costado mucho en sangre, a base de ello tiene el diestro un gran número de detractores que consideren sus actuaciones como exhibiciones vulgares de suicidio en vez de bellas representaciones del arte taurino como son las de muchos toreros actuales. Eso sí, son muchas las actuaciones históricas de este torero que actualmente reside en la localidad malagueña de Estepona que serán recordadas por la sangre derramada en la arena como la famosa tarde de Madrid en 2008 y la terrible cornada de Aguascalientes (México) en 2010. Lo que más ha dejado claro a lo largo de su carrera es que ni la masa negra y musculada del toro ni sus astas largas y finas le producen miedo. Como afirmó el mismísimo torero en uno de las pocas entrevistas que ha concedido “no le tengo miedo a nada”.

Pero lo que más vale para un torero no es necesariamente el valor que tenga sino la forma que tiene de expresarlo ante el toro. Quiere decir, Morante tiene valor para pasar muy despacio los toros alrededor de la cintura mientras que Manzanares tiene el valor para dejar que el toro arranca de lejos cuando lo mata recibiendo: este valor podría estar al mismo nivel en ambos toreros pero es obvio que lo traducen al aficionado de maneras totalmente distintas dependiendo de sus conceptos. El valor de Tomás le permite colocarse en unos terrenos que, para los aficionados y para muchos    toreros parecen intocables, sin embargo, este torero siempre los ha pisado y aunque le ha costado mucha sangre también ha ganado muchos billetes y muchos partidarios e admiradores dentro y fuera del mundo taurino por hacerlo. Aun así son muchos los aficionados y críticos que cuestionan la necesidad de arriesgarse tanto en cada corrida.

Entonces ¿por qué arriesga tanto en la plaza? El riesgo de Tomás proviene como sabemos todos de los terrenos en que se coloca, terrenos considerados por muchos como impenetrables. Todo el éxito del diestro madrileño está basado en esto; hacer algo que todos consideran como imposible. Y ahora que estamos hablando de pisar terrenos comprometidos, arriesgar de una forma impensable y torear de una manera que no tiene precedentes ¿os viene a la cabeza otro torero? O bien otros toreros. A mí sí me viene a la mente un torero de Sevilla que toreaba bajo la luz de la luna, que Cautivó todo el mundo taurino y que hoy en día sigue siendo una referencia fundamental para aquellos que quieren saber de toros. Dijeron de este torero cuando estaba en activo que su concepto del toreo era imposible, que no se podía torear así, pese a estas afirmaciones todos los toreros modernos han adoptado su concepto del arte de torear y es ya convencional, aunque en su época la gente pensaba que no era para nada viable.

No quiere decir esto que José Tomás parezca en absoluto a otros toreros míticos del pasado (aunque muchos le asimilan con Manolete). Simplemente quiere decir que estamos ante un torero muy importante. Durante toda la carrera de este torero muchas personas han afirmado repetidas veces que nadie puede torear así y que siempre va a terminar con una desgracia. Pues en muchas ocasiones se han comprobado la certeza de estas afirmaciones, pero si fijamos en las actuaciones de José Tomás a lo largo de los últimos años se nota algo diferente; Primero lo vimos cuando reapareció en la feria de julio de 2011 en Valencia y ha sido igual en otras tardes históricas del maestro como la de Nimes en 2012 además de las apariciones recientes en Jerez y Alicante. Se le nota ahora mucho más seguro en este terreno, más seguro que nunca. No ha perdido nada su toreo, conserva la misma verdad, la misma pureza, la misma clase y la emoción que siempre tuvo. Tanto en Jerez como en Alicante vimos a Jose Tomás toreando con mucha seguridad y relajación, algo que transmite más serenidad y confianza al público que le está viendo torear.

Ahora con esta seguridad y el oficio que ha adquirido a lo largo de los años el toreo de José Tomás tiene nuevas dimensiones. Todos disfrutamos más de ello, sobre todo el mismo torero. Esta seguridad la transmite al tendido y se pierde por lo tanto el miedo y la terrible angustia que antes formaba parte de su tauromaquia y dificultó que los espectadores disfrutasen de su toreo puro y honesto como todos queremos hacer. En estos momentos vemos a Tomás con la misma verdad y la misma pureza de siempre pero ahora, con la seguridad que ha adquirido se puede disfrutar al completo de su elegancia y plasticidad, cosas que antes escapaban a muchos por sentirse tan preocupados o a veces asustados por la absoluta entrega del diestro que no se preocupa jamás de conservar a sí mismo. Vemos ahora que los toros no le cogen como antes y su tauromaquia ha perdido este punto de crudeza que no fue del agrado de un gran número de espectadores. 

Es por eso que todos aquellos que dicen que José Tomás es un loco, que su valor no es sereno o que sus actuaciones son salvajadas están muy alejados de la realidad. El valor de Tomás es tan sereno como la de todos los demás toreros, le permite expresar su toreo en plenitud dejándole hacer lo que él quiera delante del toro sin ninguna barrera o restricción personal. El valor de José Tomás le permite colocar en este terreno, el terreno idóneo para realizar su tauromaquia y el terreno que, para él es la más correcta. Este valor es también lo que le permite citar de frente, dejar que viene arrancando el toro para entonces dejar el cuerno rozarle la taleguilla y llevar la embestida templada y embebida en las telas con la mano baja de una forma magistral que han hecho muy pocos diestros a lo largo de la historia. El valor de Tomás si es serena y gracias a ello tenemos uno de los toreros más importantes del siglo XXI. 

Una vez colocado en este sitio José Tomás liga como ningún otro los muletazos, torea con un temple exquisito y la figura siempre vertical sin mover nunca las zapatillas que quedan agarrados al suelo. Nada de esto sería posible sin su increíble valor y su tauromaquia sería muy distinta si no estaba dispuesto a pisar estos terrenos tan comprometidos. Ahora, tras más de 20 años viendo este torero en las ferias más importantes del planeta taurino aparecen nuevos toreros que buscan imitar este toreo, o al menos incorporar su concepto en su propia tauromaquia. Cualquier torero que es imitado por los jóvenes que le han visto tiene que ser importante, lo están imitando porque ven algo en su manera de interpretar el toreo que no existe en otro. Algo único y maravilloso que les inspiran y que saben que tiene un valor muy significativo en la tauromaquia. 

Yo siempre tuve mis dudas con respecto a José Tomás como torero 'revolucionario' aunque nunca he tenido ninguna duda sobre su grandeza. Pero una cosa es colocarse en un terreno y otra cosa es hacerse dueño de ello. Tomás lleva años pisando un terreno hasta entonces desconocido en las tauromaquias de otros diestros, pero el toro le ha castigado con dureza por hacerlo y por eso no es sorprendente que muchos dirán que este terreno sep pisa sin seguridad, de una forma precaria y sin el oficio o el dominio que tienen los demás toreros que se conforman con las reglas convencionales del arte de torear. Pero ahora, por fin, además de pisar este terreno es ya dueño de ellos y se coloca en su sitio como cualquier otro torero se coloca en el suyo. Sabe manejar perfectamente el toro de esta manera y se ve que ahora, a diferencia de antes tiene control absoluto de la situación. Allí está el aspecto revolucionario de José Tomás; ha encontrado terrenos nuevos, luego los ha pisado y por fin  los ha dominado y a base de ello ha formado su propia tauromaquia.

Antes de Charles  Darwin ya existían teorías sobre la evolución, pero se quedaron mucho más cayados los que creían en ellas ya que seguía dominando la religión en la sociedad hasta que llegó Darwin y a base de trabajo, persistencia y esfuerzo salió a buscar todo lo que necesitaba para respaldar y explicar su forma de concebir el mundo. Pues antes de José Tomás muchas personas supieron que había terrenos en la plaza que todavía no había pisado ningún torero, sin embargo nadie los piso hasta que llegó el mítico torero de Galapagar quien, además de pisarlos demostró a todos que era posible a base de esfuerzo, persistencia y mucho valor. Uno puede gustar a no su concepto del toreo pero la realidad es que José Tomás tiene todas las cualidades de un revolucionario tanto en  el toreo como en cualquier otra actividad. En primer lugar ha tenido una idea, luego ha tenido la valentía de entrar en lo más desconocido para comprobar si su sueño o su visión tiene fundamento, después ha tenido el ambición y la insistencia para trabajar hasta hacer realidad su visión y luego ha tenido el valor,  no solo de hacer las cosas más arriesgadas sino también de defender su postura ante la gran masa de conformistas que no creen en la innovación o el cambio y se ríen y critican a todos aquellos que se atreven a intentarlo. En este sentido estamos hablando de un verdadero revolucionario. 






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