En la penúltima corrida de toros salió por la Puerta del Príncipe el diestro Jerezano Juan José Padilla tras cortar tres orejas a su lote de Fuente Ymbro. Pero el gran premio que recibió por su entrega y lucimiento en el ruedo tuvo como siempre su punto de controversia. Algo que en mi opinión es muy comprensible, ya que, de todos los grandes éxitos que hubo durante las dos semanas de toros, la puerta grande de Padilla fue el único de todo el ciclo y además hay quienes dicen que los premios fueron concedidos con demasiada generosidad para una plaza con la categoría de la Maestranza. Pero este triunfo tuvo muchos matices y hay que tenerlas todas en cuenta para poder hacer una evaluación completa de lo que sucedió aquella tarde.
En primer lugar hay que reconocer el esfuerzo y la entrega del torero ante sus dos adversarios, un primero obediente pero muy manso y el segundo que tuvo más raza pero que embistió con la cara alta, miraba al torero y se rajó al final de la faena. Tampoco se puede despreciar el lucimiento de Juan José Padilla en los tres tercios, sobre todo en la lidia del cuarto al que cortó las dos orejas. Tras recibir el toro en la puerta de toriles volvió a ponerse de rodillas para una segunda larga cambiada, toreó con empaque a la verónica, galleó por chicuelinas, estuvo soberbio en el segundo tercio y exhibió la variedad de su tauromaquia además de su gran oficio en la faena de muleta. Entro a matar con seguridad a sus dos oponentes ejecutando uno de las estocadas más destacadas de la feria. ¿Merecía todo esto las tres orejas? Pues creo yo que tanto las orejas como la Puerta del Príncipe transcienden mucho más aya de todo esto.
Todos sabemos del terrible accidente que sufrió Padilla en la plaza de toros de Zaragoza en el año 2011, un incidente que alcanzó las portadas de diarios en todo el mundo. La herida que sufrió aquel día Padilla afectó mucho a todo el mundo taurino que se preocupaba mucho por él y nadie pensaba en estos momentos que volvería a torear. Pero cinco meses más tarde estaba otra vez en la plaza, esta vez con su nuevo parche que le llevaría a ser reconocido por sus seguidores como "El Pirata". Durante la temporada de 2012 Padilla recorrió todo España para torear en las ferias más importantes y a lo largo de su campaña iba reuniendo más partidarios y seguidores. Lo imposible había sucedido y se había creado en este torero un nuevo héroe para la sociedad encarnado en un mito viviente.
Ahora había llegado por fin el reconocimiento a una larga carrera estando anunciado con ganado de los hierros más temidos. El nuevo Padilla se encontraba por fin en carteles formados por grandes figuras y con toros de ganaderías demandadas que le permitieron torear a gusto y mostrar su tauromaquia en su máxima plenitud. En cada uno de las ferias en que actuaba Juan José expresó su toreo en la forma más pura que podía y se le vio muy a gusto, incluso en las tardes y plazas más serias. Iba contando sus triunfos por actuaciones y cortaba constantemente orejas expresando su toreo clásico y vistosidad alegrando a todos los públicos con su mera presencia en el ruedo.
Y pese a que es ya un torero muy veterano, las grandes campañas del "Ciclón de Jerez" no han tenido final y ahora, cinco años más tardes sigue presente en todas las ferias demostrando que su apodo no miente y que es un verdadero ciclón. También está siempre dando la cara para el mundo taurino y para las personas que le admiran. Le he visto brindar muchos toros a espectadores que apenas conoce pero que sabe que han pasado por ratos muy duros o han tenido que superar grandes adversidades parecidas a las que él ha tenido que superar. Para mí, que también tengo problemas con la visión, este hombre es un ejemplo a seguir y sus triunfos son un ejemplo de lo que uno puede lograr con fe y persistencia.
Es por eso que la Puerta del Príncipe de Padilla en la pasada feria de abril transciende más aya del contenido artístico de aquella tarde. Es el premio que merece después de cinco años de trabajo intenso y muy duro. También sirve para poner en valor los años en las que dio la cara ante las corridas más duras sin que fueron valorados adecuadamente sus méritos en la plaza. Yo, que tengo una gran afinidad por el toreo de corte más artístico y clásico como la de Morante, Ponce o Manzanares, siempre vivo con emoción e intensidad las actuaciones de Juan José Padilla cada vez que le veo torear. Aunque su concepto del toreo es muy distinta a la que yo me inclino nadie puede negar su capacidad de lucirse en una gran variedad de suertes y conectar siempre con el público, algo que es fundamental para una buena tarde de toros. Siempre estarán allí los que tengan dudas, y está muy bien que las tengan. Pero el 16 de abril de 2016 se vivió en Sevilla la gran maravilla de Juan José Padilla y eso se recordará para siempre.
Vídeo del triunfo de Padilla en la Maestranza de Sevilla.
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