Juan José Padilla
ha terminado la temporada 2017 con 56 festejos toreados, la cifra más baja de
un líder en más de 60 años. Este dato nos puede llevar a numerosas
conclusiones, podemos pensar que no hay muchos festejos, que la fiesta sigue
deteriorando, que aún no ha terminado la crisis… pero a mí me gustaría pensar
de otra manera más positiva, No sé si es realmente una cosa negativa; el hecho
de que el líder del escalafón ha toreado un número muy bajo de festejos no es
necesariamente debido a que apenas se han celebrado festejos, sino que tiene
que ver con muchos matices muy importantes. Entre estos podemos hablar de un
cambio muy transcendental que esta viviendo actualmente el toreo, y que, en vez
de ser un cambio negativo, podría asegurar el futuro de la fiesta taurina.
De los 56
festejos toreados por Padilla, la última cita importante fue en la plaza de
toros de la Misericordia de Zaragoza. Cuando Simón Casas se encargó de
gestionar esta plaza en 2014 tuvo la difícil tarea de remontar una plaza que
había perdido su importancia por culpa de mala gestión. Como ha sido normal en
estos últimos tiempos de crisis, el empresario francés utilizó el único metido
valido para volver a llenar los tendidos; contratar las grandes figuras,
acuartelándolos en carteles rematados de máximo lujo. Y así ha sido en casi
todas las ferias importantes -y menos importantes- desde que empezó la crisis
económica en 2008, porque las ferias que no adoptaron este modelo de gestión perdieron
su importancia, o peor, desaparecieron completamente. Por lo tanto, las ferias
importantes de los últimos años han sido, en líneas generales, muy parecidas en
cuanto a los nombres anunciados y la estructura, dejando fuera de tal forma las
nuevas promesas y toreros de segunda fila que merecían una posición superior en
el toreo.
Sin embargo, en
la última edición de la Feria del Pilar de Zaragoza se ha visto un cambio muy
interesante; como viene siendo habitual con este empresario francés se han
aumentado de nuevo el número de espectadores que asistieron a las corridas de
la feria, quedando ese año en más de 150,000, pero, a diferencia de otros años,
este incremento de público no se debe a la presencia de las máximas figuras del
toreo. Al contrario, ciertos medios de comunicación han criticado la ausencia
de figuras de la feria de 2017, no obstante, el público ha respondido. El principal
atractivo del ciclo 2017 en la plaza de toros de Zaragoza, en vez de ser las
figuras, ha sido la variedad de toreros importantes anunciados con las nuevas
promesas del toreo. Por lo tanto, el aumento de asistentes a la Feria del Pilar
se debe, por primera vez en mucho tiempo, al hecho de que el publico se interesa
en el nuevo grupo de toreros emergentes y no solo las grandes figuras.
Y han pasado
cosas parecidas en otras plazas, aunque no de la misma manera. A lo largo de la
temporada hemos vista la ausencia de figuras en numerosas ocasiones y por
diversas razones: Morante anunció su retirada improvisada a mediados de
temporada, Manzanares se quedó lesionado por lo que ha perdido una gran
cantidad de compromisos importantes, José Tomas sigo sin hacer ningún ruido en
Europa y, por otros motivos, otras ferias se han quedado sin los carteles
clásicos con Morante, El Juli, Manzanares, José Tomas etc. Aun así, las
empresas se han quedado relativamente satisfechos con el resultado de estas
ferias. En una entrevista reciente publicada en la revista Aplausos la casa
Chopera manifestó su satisfacción con el resultado de varias ferias, entre las
cuales estaban las ferias de San Sebastián, Bilbao, Palencia y Salamanca.
Si revisamos los
carteles de estas ferias se puede apreciar la presencia de toreros como Roca
Rey, Ginés Marín, José Garrido, Luis David Adame o Paco Ureña. Son diestros que
han interesado a los aficionados desde hace varios años cuando lograron sus
primeros éxitos en las grandes ferias, sin embargo, las empresas no terminaron
de convencerse a la hora de anunciarlos en las tardes de expectación por el
hecho de que, en la mayoría de las ocasiones, no atraían el gran público para
llenar las plazas. Esto impedía que aquellos toreros que estaban interesando a
los aficionados y profesionales taurinos no terminaron de romperse en el
escalafón porque los puestos en las grandes ferias estaban aun en reservados en
su totalidad para las grandes figuras. Pero parece que se ha visto un cambio definitivo
esta temporada.
El inicio de este
cambio parece haber sido en 2015 cuando, por primera vez en muchos años,
apareció un grupo de nuevos toreros que prometían grandes cosas y que habían
apuntado sus aptitudes para llegar a lo más alto como novilleros punteros.
Entre los cuales estaban Roca Rey, Ginés Marín, Álvaro Lorenzo, Varea, José
Garrido, Lama de Gonogra, Posada de Maravillas y Gonzalo Caballero -cada uno de
los cuales había tenido triunfos sonados en plazas como Sevilla, Madrid y
Bilbao. Hasta entonces otros toreros de la “segunda fila” como López Simón,
Diego Urdiales, Paco Ureña o Curro Diaz habían cosechado grandes triunfos en
las plazas importantes y, como consecuencia los aficionados comenzaron a exigir
su presencia en las grandes ferias. Pero fue a partir de este momento cuando
había un grupo numeroso de diestros jóvenes con ilusión y ganas de poner a
prueba las grandes figuras para ganar su sitio en el toreo.
De esta manera
las figuras consolidadas que habían dominado el escalafón desde hace más de una
década se vieron por primera vez en mucho tiempo, no competiendo entre ellos,
sino entre una nueva generación de buenos toreros que venían a quitarles el
sitio. Tanto el público como los buenos aficionados vieron lo atractivo que era
esta rivalidad, comenzando a pedir carteles más “abiertos” en las que actuaban
las figuras junto a los diestros novedosos. Casi podríamos estar hablando de
una revolución; por primera vez desde tiempos anteriores a la crisis económica
el público acude en masa para ver a nuevos toreros además de las figuras
consolidadas del toreo, cuyos nombres han sido los únicos que han repercutido
en la taquilla a la hora de anunciarse en un festejo.
Estos toreros,
que hasta ahora están forjando su sitio en el toreo, tienen la capacidad de
competir con los toreros consolidados y estar a su nivel. Son toreros que están
consiguiendo una gran regularidad en cuento a sus éxitos y, por lo tanto,
mantienen la atención de los espectadores. Cuando los diestros más maduros
finalizan sus carreras habrá otros para ocupar sus lugares y narrar historias
de gloria y éxito en las plazas europeas y americanas. Asimismo, el éxito
reciente de estos toreros nuevos está repercutiendo en los jóvenes aspirantes a
toreros que aun pegan sus primeros lances de salón o ante una vaquilla,
asegurándoles de que es posible llegar a ser algo en este mundo a base de
valor, personalidad, constancia y determinación. No está terminada la historia;
las nuevas promesas aún están buscando las oportunidades para mostrar lo que
son capaces de hacer, y son muchas las plazas que están todavía por darles
estas oportunidades que tanto merecen, pero si somos capaces de cuidar y
fomentarlo el futuro de la fiesta ya existe.
No cabe duda de
que el líder del escalafón taurino de 2017 se ha quedado con pocos festejos
toreados -teniendo en cuenta que es el líder, y eso se debe en parte al hecho de
que actualmente se celebra menos festejos que antes y que estamos todavía en
proceso de recuperación de una terrible crisis económica. Pero también se debe
a que acaba de aparecer en el escenario taurino la nueva generación de diestros
que, dentro de poco van a ser los grandes protagonistas de la fiesta. Es por
eso por lo que Padilla -al igual que otras figuras que han liderado el escalafón
durante los últimos años- no van a torear tanto; a partir de ahora van a tener
que competir mas por estos puestos que antes tenían garantizados. Y como ha
sucedido en Zaragoza, esta rivalidad es lo que va a renovar el entusiasmo de
los aficionados y despertar el interés del publico por los toros, sin olvidar tampoco
de los jóvenes aficionados, que encontraran en estos toreros de su edad, nuevos
ídolos a quienes seguir.
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