miércoles, 13 de septiembre de 2017

CONSECUENCIAS DEL ANTITAURINISMO II: economía

La Plaza de Toros de Las Ventas en plena feria de San Isidro. Imagen de Canal + Toros


Al hablar de las consecuencias del antitaurinismo solemos especular, ya que -gracias a dios- siguen existiendo los festejos taurinos. No obstante, en algunas localidades donde las campañas antitaurinas han logrado poner fin a la tauromaquia se están viendo algunas de las consecuencias de la eliminación de los eventos taurinos del calendario de la localidad. Estas consecuencias suelen ser económicas, debido al hecho de que la celebración de festejos taurinos aporta grandes beneficios a las economías de los municipios que los acogen. Por lo tanto, es posible explorar algunas de las consecuencias directas de la erradicación de la tauromaquia a través de los datos y las estadísticas con respecto a los beneficios económicos de los festejos en dichos municipios, los cuales desaparecen con los eventos taurinos.


Lo que más se nota durante la feria taurina de cualquier localidad, sobre todo cuando el cartel es de máximo interés, es la gran afluencia de visitantes que llegan de otros lugares para presenciarlo. Estos visitantes suponen un gran estímulo económico para las localidades que acogen festejos taurinos; además de ir a los toros suelen visitar otras atracciones locales, van a los bares y restaurantes y, si acuden desde sitios lejanos, buscaran alojamiento en hoteles y pensionistas de la ciudad. Se estima que para cada euro gastado en una entrada a los toros se genera otros 2.3 euros para los negocios de cualquier municipio que da toros. Un estudio de ANOET sobre el impacto económico de la Semana Grande de San Sebastián concluyó que un aficionado que visita la ciudad Donostiarra gasta alrededor de 80 euros diarios, mientras que los aficionados locales suelen gastar aproximadamente 40 euros por día cuando van a ver los toros.


El estudio de ANOET pone en evidencia la verdadera importancia de estos datos al afirmar que más de 11,000 turistas visitan la ciudad para los toros y alrededor de 50,000 personas locales van a la ciudad para ir a los toros. Todos ellos están gastando dinero antes y después de los toros en los negocios locales y viajando por la ciudad en transporte público. Por eso, no es sorprendente que cada año la feria taurina de San Sebastián deja más de 2 millones de euros en esta ciudad, aunque si incluimos la repercusión de la feria en toda la región esta cantidad supera los 8 millones de euros, lo cual se perdió al eliminar los festejos taurinos en 2012 cuando el alcalde antitaurino de la ciudad canceló en dos ocasiones la feria taurina. Como en todas las ferias españolas, hay una rica programación de eventos culturales que acompañan las corridas de toros, pero la Semana Grande es una feria esencialmente taurina, siendo creada por la empresa gestora del coso taurino donostiarra.


Quito es otra ciudad que ha perdido una gran cantidad de dinero por la eliminación de la feria taurina. La capital ecuatoriana perdió su feria después de que el gobierno local aprobó una ley que prohibía la muerte del toro en la plaza. A partir de entonces la ciudad ha mantenido en activo la pequeña plaza de la Belmonte, mientras que la Monumental se ha quedado sin festejos. Antes de su cancelación la gran feria de “Jesús Del Gran Poder” atrajo a la ciudad unos 19,624 turistas, los cuales generaron más de 4 millones de dólares en el sector hostelero y generaron 58,872 empleos directos en la ciudad. No cabe duda de que las buenas corridas que sigue ofreciendo la pequeña plaza de la Belmonte generan beneficios económicos para la capital, pero nada como las que generaba la gran plaza de Quito, cuyo aforo es de 15,000 espectadores. Así lo confirma las estadísticas oficiales publicados en El Mundo que afirman que la ciudad pierda cada año entre 87 y 125 dólares tras la cancelación de su feria.


Mientras tanto, en otras ciudades donde la tauromaquia sigue generando bonanza económica, hay muchas personas que lo ignoran cuando deberían de hacer caso de ello. Durante los últimos años el ayuntamiento de Madrid ha tomado una postura poco favorable hacia las corridas de toros. Aun así, la feria de San Isidro 2017 generó 73 millones de euros para la capital. Esto supone un aumento de 11 puntos en comparación con las cifras de 2016 cuando la feria dejó una huella económica de 63 millones de euros en la ciudad. En la capital suelen acudir cerca de un millón de personas a los toros, un número que probablemente subirá esta temporada por la ilusión y renovación del nuevo empresario, Simón Casas. En los más de 30 días de toros se vendieron más de 600,000 entradas, lo que pone en evidencia la grandeza de esta feria, que atrae a Madrid miles de personas de todo el mundo, los cuales se reúnen anualmente en esta grandiosa cita para compartir la pasión taurina.  Este éxito de la feria de San Isidro ha llegado después de que el ayuntamiento eliminase los espectáculos taurinos de su programa de fiestas, algo que no parece haber afectado en absoluto el enorme interés que existe en esta feria.


Alrededor de la Plaza de Toros de Las Ventas -al igual que casi todas las plazas de toros- se congregan un gran número de negocios cuya fuente principal de ingresos es el mundo taurino. Muchas de estos negocios son bares, tiendas y restaurantes que crean un ambiente taurino para satisfacer los miles de visitantes taurinos que viajan por todos los pueblos y ciudades de España, Francia, Portugal y América. Pero también hay otros negocios que, sin ser estrictamente taurino, benefician de la afluencia de público en los aledaños de las plazas de toros. Cuando la gente va a los toros suelen visitar también los sitios más conocidos de la ciudad, mientras que los vecinos acuden a las tertulias en sus rincones preferidos. Según estadísticas del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte los aficionados a los toros son los ciudadanos que más participan en actividades culturales como el teatro, la ópera, la literatura y asistencia a galerías, exposiciones y museos. Siendo mas alta la tasa de participación de los aficionados en estos actividades hace que benefician las ciudades que visitan para ver toros.

No obstante, y pese a los beneficios aportados por el mundo taurino a los sectores privados, muchas personas se oponen a la celebración de eventos taurinos en sus localidades, quejándose de que la industria taurina aprovecha de subvenciones estatales que vienen de los bolsillos de los ciudadanos. En realidad, el estado solo destina 30,000 euros a la tauromaquia para el Premio Nacional de esta disciplina artística. Además, de todas las actividades culturales, la tauromaquia es la que genera más dinero fiscal, pagando más de 40 millones de euros en IVA por año (tres veces más que el cine español). Tampoco es cierto que la Unión Europea destina recursos económicos al mundo taurino y, por lo tanto, no es cierto que otros países están financiando el mundo de los toros, como muchos han dicho en los últimos años. De los numerosos municipios que financiaban con dinero público los festejos taurinos ya quedan muy pocos después de la crisis, y los que han seguido haciéndolo están sosteniendo esta financiación porque resulta económicamente viable invertir en estas fiestas por la recaudación en taquilla. También son numerosas las ciudades que han eliminado completamente las ayudas al mundo taurino -como son los casos de Cáceres, Pontevedra, San Sebastián y muchos otros lugares- sin afectar la celebración de estos eventos, beneficiando así de tener festejos taurinos sin que cuesta nada para el ciudadano.


Tras evaluar los beneficios aportados por el sector taurino en ciertas localidades, no debe de sorprender que el mundo de los toros aporta a la economía española un total de 3,600 millones de euros anuales. También son dignos de mencionar los 200,000 puestos de trabajo que genera la industria taurina. Son datos que evidencian la gran importancia del mundo taurino en la economía y que deben de hacernos cuestionar si la prohibición o cancelación de festejos taurinos es positivo para el estado o para una localidad en concreto. Cuando desaparezca una feria taurina no cabe duda de que la localidad en cuestión seguirá acogiendo otros eventos culturales, sin embargo, los toros siguen siendo el segundo espectáculo de masas en España y congregan una audiencia más grande que el teatro o el cine español. Por lo tanto, la prohibición de las corridas de toros no significa acabar con una tradición antiguada que no interesa a nadie, sino que supone eliminar una importante fuente de riqueza para la economía de España y otros países taurinos.


Fuentes: 



No hay comentarios:

Publicar un comentario