La Plaza de Toros de Las Ventas en plena feria de San Isidro. Imagen de Canal + Toros
Al
hablar de las consecuencias del antitaurinismo solemos especular, ya que
-gracias a dios- siguen existiendo los festejos taurinos. No obstante, en
algunas localidades donde las campañas antitaurinas han logrado poner fin a la
tauromaquia se están viendo algunas de las consecuencias de la eliminación de
los eventos taurinos del calendario de la localidad. Estas consecuencias suelen
ser económicas, debido al hecho de que la celebración de festejos taurinos
aporta grandes beneficios a las economías de los municipios que los acogen. Por
lo tanto, es posible explorar algunas de las consecuencias directas de la
erradicación de la tauromaquia a través de los datos y las estadísticas con
respecto a los beneficios económicos de los festejos en dichos municipios, los
cuales desaparecen con los eventos taurinos.
Lo
que más se nota durante la feria taurina de cualquier localidad, sobre todo
cuando el cartel es de máximo interés, es la gran afluencia de visitantes que
llegan de otros lugares para presenciarlo. Estos visitantes suponen un gran
estímulo económico para las localidades que acogen festejos taurinos; además de
ir a los toros suelen visitar otras atracciones locales, van a los bares y
restaurantes y, si acuden desde sitios lejanos, buscaran alojamiento en hoteles
y pensionistas de la ciudad. Se estima que para cada euro gastado en una
entrada a los toros se genera otros 2.3 euros para los negocios de cualquier
municipio que da toros. Un estudio de ANOET sobre el impacto económico de la
Semana Grande de San Sebastián concluyó que un aficionado que visita la ciudad
Donostiarra gasta alrededor de 80 euros diarios, mientras que los aficionados
locales suelen gastar aproximadamente 40 euros por día cuando van a ver los
toros.
El
estudio de ANOET pone en evidencia la verdadera importancia de estos datos al
afirmar que más de 11,000 turistas visitan la ciudad para los toros y alrededor
de 50,000 personas locales van a la ciudad para ir a los toros. Todos ellos
están gastando dinero antes y después de los toros en los negocios locales y viajando
por la ciudad en transporte público. Por eso, no es sorprendente que cada año
la feria taurina de San Sebastián deja más de 2 millones de euros en esta
ciudad, aunque si incluimos la repercusión de la feria en toda la región esta
cantidad supera los 8 millones de euros, lo cual se perdió al eliminar los
festejos taurinos en 2012 cuando el alcalde antitaurino de la ciudad canceló en
dos ocasiones la feria taurina. Como en todas las ferias españolas, hay una
rica programación de eventos culturales que acompañan las corridas de toros,
pero la Semana Grande es una feria esencialmente taurina, siendo creada por la
empresa gestora del coso taurino donostiarra.
Quito
es otra ciudad que ha perdido una gran cantidad de dinero por la eliminación de
la feria taurina. La capital ecuatoriana perdió su feria después de que el
gobierno local aprobó una ley que prohibía la muerte del toro en la plaza. A
partir de entonces la ciudad ha mantenido en activo la pequeña plaza de la
Belmonte, mientras que la Monumental se ha quedado sin festejos. Antes de su
cancelación la gran feria de “Jesús Del Gran Poder” atrajo a la ciudad unos
19,624 turistas, los cuales generaron más de 4 millones de dólares en el sector
hostelero y generaron 58,872 empleos directos en la ciudad. No cabe duda de que
las buenas corridas que sigue ofreciendo la pequeña plaza de la Belmonte
generan beneficios económicos para la capital, pero nada como las que generaba
la gran plaza de Quito, cuyo aforo es de 15,000 espectadores. Así lo confirma
las estadísticas oficiales publicados en El Mundo que afirman que la ciudad
pierda cada año entre 87 y 125 dólares tras la cancelación de su feria.
Mientras
tanto, en otras ciudades donde la tauromaquia sigue generando bonanza
económica, hay muchas personas que lo ignoran cuando deberían de hacer caso de
ello. Durante los últimos años el ayuntamiento de Madrid ha tomado una postura
poco favorable hacia las corridas de toros. Aun así, la feria de San Isidro
2017 generó 73 millones de euros para la capital. Esto supone un aumento de 11
puntos en comparación con las cifras de 2016 cuando la feria dejó una huella
económica de 63 millones de euros en la ciudad. En la capital suelen acudir
cerca de un millón de personas a los toros, un número que probablemente subirá esta
temporada por la ilusión y renovación del nuevo empresario, Simón Casas. En los
más de 30 días de toros se vendieron más de 600,000 entradas, lo que pone en
evidencia la grandeza de esta feria, que atrae a Madrid miles de personas de
todo el mundo, los cuales se reúnen anualmente en esta grandiosa cita para
compartir la pasión taurina. Este éxito de la feria de San Isidro ha
llegado después de que el ayuntamiento eliminase los espectáculos taurinos de
su programa de fiestas, algo que no parece haber afectado en absoluto el enorme
interés que existe en esta feria.
Alrededor
de la Plaza de Toros de Las Ventas -al igual que casi todas las plazas de
toros- se congregan un gran número de negocios cuya fuente principal de
ingresos es el mundo taurino. Muchas de estos negocios son bares, tiendas y
restaurantes que crean un ambiente taurino para satisfacer los miles de
visitantes taurinos que viajan por todos los pueblos y ciudades de España,
Francia, Portugal y América. Pero también hay otros negocios que, sin ser
estrictamente taurino, benefician de la afluencia de público en los aledaños de
las plazas de toros. Cuando la gente va a los toros suelen visitar también los
sitios más conocidos de la ciudad, mientras que los vecinos acuden a las
tertulias en sus rincones preferidos. Según estadísticas del Ministerio de
Cultura, Educación y Deporte los aficionados a los toros son los ciudadanos que
más participan en actividades culturales como el teatro, la ópera, la
literatura y asistencia a galerías, exposiciones y museos. Siendo mas alta la
tasa de participación de los aficionados en estos actividades hace que benefician
las ciudades que visitan para ver toros.
No
obstante, y pese a los beneficios aportados por el mundo taurino a los sectores
privados, muchas personas se oponen a la celebración de eventos taurinos en sus
localidades, quejándose de que la industria taurina aprovecha de subvenciones
estatales que vienen de los bolsillos de los ciudadanos. En realidad, el estado
solo destina 30,000 euros a la tauromaquia para el Premio Nacional de esta
disciplina artística. Además, de todas las actividades culturales, la
tauromaquia es la que genera más dinero fiscal, pagando más de 40 millones de
euros en IVA por año (tres veces más que el cine español). Tampoco es cierto
que la Unión Europea destina recursos económicos al mundo taurino y, por lo
tanto, no es cierto que otros países están financiando el mundo de los toros,
como muchos han dicho en los últimos años. De los numerosos municipios que
financiaban con dinero público los festejos taurinos ya quedan muy pocos después
de la crisis, y los que han seguido haciéndolo están sosteniendo esta
financiación porque resulta económicamente viable invertir en estas fiestas por
la recaudación en taquilla. También son numerosas las ciudades que han
eliminado completamente las ayudas al mundo taurino -como son los casos de Cáceres,
Pontevedra, San Sebastián y muchos otros lugares- sin afectar la celebración de
estos eventos, beneficiando así de tener festejos taurinos sin que cuesta nada
para el ciudadano.
Tras
evaluar los beneficios aportados por el sector taurino en ciertas localidades,
no debe de sorprender que el mundo de los toros aporta a la economía española
un total de 3,600 millones de euros anuales. También son dignos de mencionar
los 200,000 puestos de trabajo que genera la industria taurina. Son datos que
evidencian la gran importancia del mundo taurino en la economía y que deben de
hacernos cuestionar si la prohibición o cancelación de festejos taurinos es
positivo para el estado o para una localidad en concreto. Cuando desaparezca
una feria taurina no cabe duda de que la localidad en cuestión seguirá
acogiendo otros eventos culturales, sin embargo, los toros siguen siendo el segundo
espectáculo de masas en España y congregan una audiencia más grande que el
teatro o el cine español. Por lo tanto, la prohibición de las corridas de toros
no significa acabar con una tradición antiguada que no interesa a nadie, sino
que supone eliminar una importante fuente de riqueza para la economía de España
y otros países taurinos.
Fuentes:

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