La polémica de “toros si, toros no” ha llegado a ser uno de los temas más controvertidas de la sociedad hoy en día. Por un lado, los detractores de la fiesta la critican por su falta de simpatía con los derechos de los animales afirmando que el toro ha de sufrir mucho a causa de los numerosos castigos que recibe durante la lidia. Por otra parte, los taurinos defienden su actividad asegurando que el toro muere con dignidad en la plaza y muestra más interés en luchar y sobreponerse a las adversidades en vez de estar agobiado por los castigos recibidos. Sin embargo, estamos hablando de un debate que se base principalmente en las opiniones de cada uno y sus observaciones, en general no está basado en hechos definitivos sino en teorías y opiniones. No obstante, si existe un trabajo científico que nos podría explicar con más claridad las sensaciones experimentadas por el toro durante su lidia.
Se trata de un estudio del doctor Juan Carlos Illera, profesor de la facultad veterinaria de la la Universidad Compútense de Madrid. El estudio se realizó con unos 3,500 toros, algunos novillos y reses lidiadas en corridas de rejones. Todos los animales fueron lidiados en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid para dar así un base general al estudio, aunque también se observó y se estudiaron animales en otras plazas para ampliar los conocimientos adquiridos en este análisis. Las conclusiones de este trabajo se publicaron en 2007 y pretendió explicar cómo gestiona el toro de lidia el estrés y el dolor que provoca la lidia, algo que hace de forma incomparable con cualquier otra especie. .
Explicando los resultados de su estudio el doctor comienza explicando la definición del estrés y afirma que podría haber mil definiciones para esta palabra pero que en términos científicos se considera que “el estrés es la reacción no especifica del organismo ante cualquier demanda que se le imponga”. Quiere decir que es la reacción de un animal ante cualquier cosa que le provoca o le irrita. El estrés puede ser “aguda” si es provocado durante un corto plazo de tiempo (menos de 5 minutos) o “crónica” si el estímulo persiste durante un tiempo más largo. La reacción de distintos animales al estrés puede variar significativamente dependiendo de la especie, la edad del animal o las circunstancias en que se encuentra. Lo que es interesante es que la reacción del toro bravo a un estímulo estresante es muy distinta a la de otras especies.
En todas las especies existe “la cascada del estrés” que es la reacción del organismo una vez que ha percibido un estímulo estresante. Una vez que el organismo haya percibido un estímulo que lo molesta o irrita la primera reacción es de comportamiento. En la mayoría de las especies existen dos formas de reaccionar; una es responder al estímulo (mirarlo, atacar, huir etcétera) y la otra es la incapacidad de reaccionar cuando el animal se queda totalmente paralizado sin poder hacer nada. Resulta que esta segunda respuesta no existe en el toro de lidia, es decir, el toro siempre reacciona a cualquier estimulo sin tener en cuenta su tamaño o el poder relativo que tiene en comparación con aquello que le provoca. Una vez que el animal ha respondido de esta forma al estímulo el cuerpo empieza a librar hormonas que lo permiten reaccionar de la forma más adecuada al estímulo, esta es la parte que a nosotros nos interesa porque nos permite medir el estrés del animal.
El toro bravo, como cualquier otro mamífero libra adrenalina y cortisol. El cortisol es considerado como la hormona del estrés y la adrenalina, como ya sabemos, ayuda a que el organismo se crece físicamente y psicológicamente en situaciones que requieren mayor esfuerzo y resistencia física. Son estas hormonas las que el doctor Illera ha podido analizar en las muestras de sangre para medir el estrés del toro. Las muestras sacadas a lo largo de la lidia se las han comparado con otras tomadas cuando el toro se encontraba en el camión viajando a la plaza. No se pudo tomar muestras del toro en el campo debido a que es necesario encerrarlo en una manga para hacerla. Como el toro de lidia es un animal acostumbrado a vivir en libertad encerrarlo supone estresarle y por lo tanto las muestras no serían un ejemplo fiable de cómo está el toro en el campo.
Los resultados de este análisis podrían sorprender a muchos. La parte de la lidia donde más estresado está el toro es cuando sale al ruedo. ¿Por qué? Es porque el toro de lidia es un animal muy territorial, en estos momentos no reconoce nada a su alrededor, ni lo que ve, ni lo que oye ni los olores con las que se ha encontrado. En estos momentos, debido a la luz, el ruido y los olores, todo podría ser una amenaza, incluso la barrera y los burladeros. Esto nos podría explicar porque muchos toros, incluso los más bravos saltan al callejón de salida. El animal no sabe cómo reaccionar a este entorno nuevo y busca salir de ella. En estos momentos los niveles de estrés en el toro son muy altos por no saber cómo reaccionar a la situación desconocida en la que se encuentra.
Pero una vez que el toro ha dado una vuelta al ruedo comienza a reconocer este nuevo terreno y comprende que podría ser suya si la defiende. En este momento la actitud del animal cambia de defensiva a agresiva porque sabe que el terreno en sí no es una amenaza y se fija en atacar a los seres extraños que invaden este territorio que él quiere poseer. Siempre que el toro tenga un territorio definido que considera como suyo se siente más poderoso y fuerte, algo que vemos en todas las corridas cuando los toros desarrollan `querencias`, zonas en la plaza donde el animal se siente mas cómodo y seguro. Lo curioso es que una vez que el toro ha salido a la plaza y ha pasado por este momento que más le estresa empieza a disminuir la liberación de estas hormonas, lo que supone que el animal esta menos estresado. Por lo extraño que esto pueda parecer, tiene una explicación lógica; pese a que el animal ya está siendo provocado por los lidiadores conoce ya el territorio y ha puesto en marcha una forma de reaccionar a las amenazas.
Se descubrió que el estrés del toro en la plaza disminuye durante el transcurso de la lidia, llegando a sus niveles más bajos al final ella. Pero lo más curioso es que al comparar los niveles de estrés durante la lidia con los del transporte del toro en el camión se ha visto que los niveles de estrés del toro en la plaza eran mucho más reducidos comparados con el estrés durante el viaje. ¿Por qué? Pues como ya sabemos el toro bravo esta acostumbrado a estar siempre en plena libertad y ha aprendido a usarlo para defenderse ante cualquier tipo de provocación acometiendo a lo que le molesta o huyendo a un terreno familiar donde se siente protegido. Cuando el toro se encuentra en el cajón que le transporta y se siente amenazado no puede reaccionar como él sabe hacerlo, embistiendo para quitárselo de encima, apenas tiene espacio para derrotarse con los cuernos. Es por eso que el toro esta menos estresado en la plaza; aun con todas las provocaciones tiene la posibilidad de reaccionar en contra de ellos, pero el reducido tamaño del cajón le impide hacerlo.
Pero está muy claro que el toro durante la lidia se encuentra con una serie de obstáculos que le van a provocar dolor, y el toro siente dolor al igual que los demás mamíferos. Lo que es significativamente distinto en el toro de lidia es su forma de reaccionar al dolor que se distingue considerablemente de otros animales. Una vez que el animal percibe el dolor se pone en marcha una reacción controlada por el sistema endocrina que libera melancortina, una hormona que provoca la liberación de todas las hormonas relacionadas con el dolor. A la vez se liberan también las betaendorfinas que bloquean los receptores de dolor para controlarlo. Después de recibir el primer puyazo el toro libera en gran volumen las betaendorfinas que, según el doctor tardan alrededor de un segundo en actuar, lo cual quiere decir que el toro es capaz de bloquear el dolor en un segundo gracias a la liberación de estas hormonas que permiten al animal controlar el dolor que siente.
Al igual que las hormonas relacionadas con el estrés se observó que el nivel de betaendorfinas liberadas también disminuye durante la lidia. Esto se debe a que los castigos que recibe el toro están en los primeros tercios y no se le hiere durante la faena de muleta. Teniendo en cuenta esta información podría ser verdad lo que dicen algunos taurinos de que el toro se olvida de sus heridas mientras que embiste a la muleta, para eso mismo está diseñado esta parte del sistema endocrina del toro. Sin esta reacción es muy probable que el toro no sería capaz de comportarse en la lidia como suele hacer.
El doctor también estudio los diferentes órganos relacionados con el dolor para comprobar si había grandes diferencias entre las del toro de lidia y el otro ganado bovino. Con respecto al hipófisis que es la parte del celebro que controla todo lo que está relacionado con el dolor. En esta parte del celebro no se encontró diferencias significativas, pero dentro del hipófisis está el tálamo que es lo que permite al organismo gestionar el dolor. En este órgano si existe una gran diferencia porque es un 20% más grande en el toro de lidia que en otro ganado bovino. Esto significa que el toro tiene la capacidad para reaccionar más rápidamente y con más eficacia al dolor, algo fundamental para que sea capaz esta especie para tolerar y aguantar la dura prueba de la lidia.
Pero ¿Por qué esta naturalmente predispuesto el toro para una práctica creada por el hombre? Evidentemente no lo es. Las características del toro de lidia que acabamos de analizar son prehistóricas y ayudaron a los bovinos a sobrevivir cuando vivieron en plena libertad en el continente europeo. Cuando los toros eran animales salvajes eran necesarias estas cualidades para sobrevivir y librarse de los depredadores. Lo que sucedió luego es que al ser domesticados por el hombre estas características han desaparecido por el deseo de los ganaderos comerciales de tener un animal más dócil y tranquilo que se puede manejar con más facilidad. Los ganaderos de bravo, sin embargo, han seleccionado y mimado estas características que hacen idóneos sus toros para la lidia, hasta el punto de exagerarlos. Por lo tanto, se puede decir que el ganado bravo, además de ser único es el bovino que más se acerca a los toros prehistóricos como el Uro que abundaba en todo Europa hasta el siglo XII. Numerosos estudios genéticos sobre el ganado de lidia han confirmado esta teoría.
Por ultimo cabe recordar que este estudio lo realizó el doctor Illera por motivos científicos ya que no tiene ningún vinculo con el sector taurino. También deja claro el doctor que “nunca habla de sufrimiento, habla de estrés y de dolor”. Esto es porque el sufrimiento no se puede medir científicamente, sino que es necesario comunicar directamente con el que sufre para tener una idea de su gravedad. Pero aun sin poder analizar el sufrimiento en conjunto está claro que el estrés y el dolor son las principales adversidades que encuentra el toro en la plaza. El hecho de que el doctor Illera ha podido observar y medir estas dos cosas nos permite entender más profundamente lo que pasa al toro por dentro cuando está siendo lidiado. Pese a que estas conclusiones del estudio se publicaron allá en 2007 creo que han sido muy despreciados y escasamente difundidos. Ni el sector taurino ni el colectivo antitaurino lo han tenido muy en cuenta. Parece ser un gran fallo, un estudio como este deberían de tenerlo en cuenta cualquier persona que quiere conocer o debatir sobre las corridas de toros. Hasta nos ayuda a comprender mejor lo que es la bravura y no cabe duda de que es otra demostración de lo maravilloso y único que es este animal.
Para ver la conferencia completa del doctor Juan Carlos Illera pincha aquí.
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