viernes, 11 de mayo de 2018

La embestida del toro, ¿ataque o defensa?

Un toro bravo persiguiendo los vuelos del engaño por bajo con casta y entrega. 

Para los antitaurinos y supuestos 'defensores' de los animales el toro bravo es un inocente animal indefenso que solo embiste en la plaza para defender su vida. Al contrario, los aficionados y defensores de la tauromaquia afirman que los toros de lidia son animales agresivos que poseen un instinto de luchar que los diferencian de otros animales y que los hacen idóneos para aguantar los duros castigos de la lidia. La cuestión de como es el verdadero carácter del toro de lidia es uno de los debates fundamentales con relación a la legitimidad de las corridas de toros y, si son o no son tolerables en una sociedad civilizada. Entonces, ¿qué es la realidad? ¿los toros de lidia son animales pacíficos que solo quieren defenderse o son seres agresivos con un afán de lucha incontrolable?

Para conocer la respuesta de esta pregunta hemos de dejar a un lado nuestras opiniones y perspectivas personales para, de tal forma, evaluar todo lo que sabemos de este animal y sus características. Es necesario tener en cuenta la cría selectiva de los ganaderos de reses bravas y los resultados de esta selección meticulosa. También es necesario valorar el comportamiento del toro en la plaza y destacar las reacciones más comunes que se observan en un gran número de animales, evidentemente no son iguales todos los toros pero si hay ciertas tendencias que muestra este especie que lo diferencia claramente de los demás animales. Son estas características y tendencias lo que ahora vamos a analizar. 

Pero antes de nada, vamos a analizar el origen de la bravura.

Como deja claro el veterinario taurino Dr Juan Carlos Illera, los seres tienen diferentes formas de racionar a amenazas exteriores: puede que respondan de forma activa -huyendo o enfrentándose a la amenaza-, asimismo, puede ser que el animal se queda totalmente paralizado sin poder reaccionar. Pues resulta que, a diferencia de otros mamíferos, esta segunda respuesta no aparece en el toro de lidia, es decir, el toro de lidia siempre reacciona a estímulos estresantes, sean lo que sean. Por lo tanto, solo existen dos posibles respuestas en el caso del toro de lidia; atacar o huir.

Teniendo en cuenta que el toro puede responder de estas maneras, no resulta nada sorprendente que el toro puede atacar al molesto ofensivo, ya que todos los animales pueden mostrar agresividad al ser amenazados. Incluso como herbívoro, los bovinos tienen el instinto natural de atacar a ciertos estímulos si no tiene otra manera de librarse de ellos. Esta reacción lo poseen todos los animales, ya que aquellos que no tienen necesidad de atacar a su presa si tienen depredadores de los cuales ha de defenderse. Por lo tanto, la agresividad de un herbívoro en términos generales si es un mecanismo de defensa perfectamente normal. 

Sin embargo, como bien saben los taurinos, la bravura no es una característica totalmente natural, sino que se trata del resultado de varios siglos de cría selectiva. Gracias a la cría selectiva los ganaderos de toros de lidia han podido exagerar esta agresividad natural hasta llegar a un punto en que ya no parece el instinto natural, sino que se ha convertido en una calidad única y distinguible en términos biológicos que ha sido inventado por el hombre. Debido a la meticulosa selección de los criadores de reses bravas el toro de lidia ha desarrollado una sistema endocrino diferente a las de otros bovinos y su sistema nerviosa también presenta algunas peculiaridades cuando es contrastado con la de otros especies similares. En resumen, la bravura tiene su origen en el sistema de defensa natural que tienen todos los animales, sin embargo, por su exageración controlada en esta especie, se ha convertido en una calidad única de esta especie que lo diferencia de otros bovinos.

No obstante, el hombre nunca tiene control absoluto de la naturaleza y, por lo tanto, no tiene control absoluto de la bravura. Por eso es necesario saber cómo evaluar la bravura de un toro, ya que esta cualidad aparece a distintos niveles de intensidad y puede manifestarse de maneras variadas dependiendo de la edad, el encaste y las experiencias que ha vivido el toro.

Conocer las variaciones en el carácter de los toros de lidia es algo esencial que permite la evaluación de cada lidia por parte de los aficionados y profesionales que contemplan y participan en la corrida. Por eso, cuando se habla de una corrida es habitual oír a los aficionados hablar de los toros 'bravos', 'muy bravos' y 'mansos', aun así, como bien explica la prestigiosa enciclopedia El Cossío, el termino manso es relativo en cuanto al ganado bravo, ya que esta especie siempre posee cierto nivel de bravura, por este motivo, remplaza el termino manso con el de menos bravo. Ahora, pues, parece claro que es necesario medir a bravura de cada toro, y es en esta actividad donde vamos a poder observar la respuesta a nuestra pregunta principal.

Aunque la categorización de los toros de lidia según su nivel de bravura es una categorización con muchos matices y detalles que analizar, los dos grupos mencionados en El Cossío -bravos y menos bravos- resulta útil para nuestra agrupación básica para este asunto. El primero de los grupos, los toros mas bravos, son aquellos animales que, gracias al éxito de la cría selectiva del ganadero y el buen cuido de los animales, han desarrollado las características deseadas en este ganado; la fiereza, la prontitud en la embestida, el galope entusiasmado, la fijeza en el engaño, el recorrido en la embestida, la entrega y la duración del animal en la lidia son solo algunas de las cualidades que manifiestan este tipo de animales en la plaza. Son animales que necesitan escasa provocación para atacar y que entregan toda su fuerza y su energía en la lucha.

El toro verdaderamente bravo esta dispuesto a atacar desde cualquier parte de la plaza y esta dispuesto a embestir desde lejos (el torero no ha de entrar en su terreno para provocar la embestida) y humillan con la cara muy baja para perseguir el engaño con entusiasmo y ganas. El afán de luchar de estas bestias es tal que ignoran el dolor de los castigos y la fatiga de la lidia para seguir acometiendo hasta el final. Los toros verdaderamente bravos son tan agresivos acometen a todo aquello que les provoca, sea cual sea la situación, o sea, son toros que atacan. Muchos de estos animales embisten con esa misma entrega incluso en la dehesa, donde tienen todas las posibilidades de ir hayedo de la lucha.

Por otro lado, tenemos los toros calificados como menos bravos que, entre los taurinos, solemos calificar como bravucones, mansos encastados o simplemente mansos. Debido a su origen genealógico y la especia a que pertenece, estos ejemplares también son bravos hasta cierto punto, sin embargo, al estar sometido a las duras pruebas de la lidia manifiestan muchos síntomas de querer huir o simplemente de no pelear. A diferencia de los animales mas bravos, estos toros suelen estar destruidos por todo lo que ven y oyen en la plaza, huyen de la pelea y buscan donde salir de la plaza y a veces resulta mas difícil provocar la embestida. Estas reses, aunque muestran algunos síntomas de bravura, no lo poseen al nivel deseado y por lo tanto, no sirven como reproductores en las ganaderías, aunque su comportamiento si puede resultar interesante para los aficionados que lo contemplan o incluso espectacular en raras ocasiones.

Pensar que estos animales son menos agresivos que los toros bravos pueden, en muchas ocasiones, ser un error. En realidad, sus acometidas bruscas resultan mas peligrosas para los toreros que las de un toro muy bravo, ya que las acometidas de estos animales tienden a ser mas bruscas e imprevisibles. Entonces, si ambos tipos de toro pueden ser agresivos, ¿Qué diferencia hay entre ellos? Pues resulta que, mientras que el toro mas bravo tiene afán de atacar, el toro menos bravo suele defenderse en la plaza; en vez de acudir con ganas suele pensar mucho, mirar mucho a su alrededor, no persigue con entrega los engaños, sino que acomete con la cara alta y pegando derrotes para defenderse. Otra característica común es que, en vez de embestir con ganas desde cualquier parte de la plaza, suelen quedarse cerca de tablas para que nada le acerca desde atrás, solo embisten para para defender este terreno.

Durante la lidia estos animales están empeñados en evadir los dañinos castigos de la puya, las banderillas y el estoque, o sea, su comportamiento se asimila mas a la de cualquier otra especie en vez de la de un toro bravo. No persigue con la entrega ciega a los engaños como lo haría un animal mas bravo, sino que mira todo de forma pensativa, ataca de manera imprevisible y violenta para quitar aquello que le molesta, haciendo que sea un animal mas incierto para los lidiadores que les dificulta el lucimiento. Estas dificultades hacen que el espectáculo resulte menos brillante con estos toros, ya que, salvo en las ocasiones en las que el toro tenga un poquito de casta, impiden al torero expresarse artísticamente.

Entonces, ¿el toro ataca o se defiende en la plaza? La conclusión es que depende totalmente del toro: si el toro en cuestión es un toro muy bravo esta atacando, pero si es un toro con menos ganas de pelea lo mas seguro es que su deseo de defenderse de los molestos es su motivación principal para acometer. Ahora, para evaluar al toro de lidia en general habría que evaluar un gran numero de animales y analizar de forma meticulosa sus reacciones en la plaza y bajo circunstancias controladas y de validez científica. Lo que si esta claro es que el toro de lidia, por el especie que es, tiene a mostrar su condición de bravura. Merece anotar que, al acudir a la plaza puede que uno escuche muchas criticas a los toros lidiados por ser 'mansos' o 'descastados' incluso en una corrida notable, pero eso se debe a que los aficioandos y profesioanles ven ala lidia de muchos animales y, por lo tanto, analizan cada corrida con ojos muy críticos y exigen lo máximo de cada tarde. Por eso es fundamental tener en cuenta el valor relativo de las evaluaciones que se hace entre las personas del mundo taurino. 


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