martes, 9 de agosto de 2016

La Tauromaquia Como Patrimonio Cultural Inmaterial


Arène de Nîmes; historia, presente y futuro de la tauromaquia francesa. 


la cultura taurina es tan arraigada en la historia humana como la misma relación entre el hombre y el toro. Pero aun siendo una práctica ancestral la constante evolución de la tauromaquia ha hecho que es también una práctica todavía muy popular en el siglo XXI.  Aunque todo Europa tiene en su historia muchas referencias sobre los encuentros entre hombre y toro; los legendarios gladiadores romanos y las atletas de la antigua Grecia que enfrentaron a toros, no cabe duda de que actualmente es en la cultura Ibérica y latina donde la tauromaquia tiene más relevancia. Hoy en día UNESCO registra todas aquellas prácticas que considera como “patrimonios culturales inmateriales” y recientemente muchos representantes del mundo taurino han manifestado su deseo de que la tauromaquia se inscribe en este registro, sobre todo después de que países como España y Francia lo han clasificado como tal en su territorio: pero ¿puede ser la tauromaquia un patrimonio cultural inmaterial según UNESCO?

Lo primero que tenemos que preguntarnos es ¿Qué es un patrimonio cultural inmaterial? Pues a nivel internacional la definición más aceptada es la de UNESCO y esta organización lo define como una práctica o una actividad que pertenece a una comunidad o a un grupo de personas que ellos consideran como suyo y una forma de representar su manera de vivir. En la mayoría de ocasiones esta calificación no refiere necesariamente a la practica en sí, sino la fuente de conocimiento y cultura que forma parte de ella. Pero para que esta calificación no sea tan ambigua la UNESCO tiene una serie de requisitos que tiene que cumplir algo para ser considerado como un patrimonio cultural inmaterial. Para que la tauromaquia sea considerado como tal es necesario que tenga cada uno de las propiedades consideradas como propias de cualquier patrimonio cultural.

Primero, un patrimonio cultural inmaterial ha de tener valor histórico y contemporáneo. La tauromaquia es una institución con mucho valor histórico porque desde la Edad Media cuando la nobleza lidiaba toros para exhibir sus cualidades como jinetes, hasta los grandes hitos taurinos del último siglo el toreo nos ayuda a comprender la evolución y los cambios de la sociedad. Esta historia ha sido bien documentada en grandes colecciones cinematográficas como la de Fernando Achucarro, importantes obras de literatura como El Cossío y grandes revistas y periódicos como La Lidia, El Ruedo, Aplausos, 6 Toros 6... No cabe duda de que la historia del toreo es larga y detallada, y lo es todavía más si tengamos en cuenta que todo Europa tiene arraigada en su historia los encuentros entre hombre y toro teniendo como referencia principal las atletas de la antigua Grecia que jugaron con toros y los gladiadores romanos. 

Pero mucha gente habla de la historia del toreo sin darlo la importancia que tiene en la actualidad. En 2007 se celebraron unos 3,295 festejos taurinos en España, el récord de festejos taurinos registrados en una sola temporada, no son muchos los que se dan cuenta de este hecho tan importante. Muchos toreros actuales como  José Tomàs, El Juli, José María Manzanares o Roca Rey son auténticos fenómenos sociales y sus seguidores les consideran como héroes y artistas. Son también personas de gran repercusión social y su fama transciende mucha más allá del mundo taurino, muchos de ellos consiguen la misma popularidad que estrellas de otros ámbitos como la música o el cine y las grandes figuras pueden ganar millones de euros toreando en pocas corridas teniendo además la oportunidad de promocionarse en otros ámbitos sociales, Cayetano Rivera fue hace poco la cara del perfume Loewe y Jose Manzanres fue protagonista en un anuncio reciente de Dolce & Gabbana.

UNESCO considera también que un patrimonio cultural inmaterial debe ser “inclusiva”, quiere decir que es una actividad que se comparte entre personas de distintas culturas o comunidades y cada uno de estas personas lo adopta para que el costumbre también sea suyo. Se conoce en todo el mundo que la tauromaquia está arraigada en la cultura ibérica y latina pero la pasión por el toreo y los toros es algo que comparte mucha gente en todo el mundo y la tauromaquia ha llegado a formar parte de la cultura de comunidades en todo el mundo. En España el arte de torear se adapta a los gustos cada lugar; en Cataluña y la Comunidad Valenciana son muy popular los festejos de “bous al carrer”, también en el norte de España y en Madrid son muy populares los festejos de recortes y toreo a cuerpo limpio, además, en las ganaderías y en las zonas rurales de Andalucía siguen practicando actividades rurales como el “acoso y derribo”. Todos son expresiones de tauromaquia adaptadas al costumbrismo distintas zonas de la geografía española.

Pero fuera España también existen muchos festejos taurinos que gozan de mucha popularidad. En Portugal las corridas de toros se llaman “touradas” y se torea principalmente a caballo por lo que se considera ese país como la más importante para el arte de rejoneo y existe también la curiosa tradición de los “forcados” que participan en cada uno de estos festejos. Existe además una gran tradición taurina en el sur de Francia donde se celebran en los pueblos y ciudades francesas más de 200 corridas al año, a las que hay que sumar las corridas camarguesas y las corridas landesas, dos tipos de festejo en las que se lidia el toro a cuerpo limpio sin que se lastima al animal y generalmente se trata más de un deporte que de un arte como el toreo tradicional. En México, Costa Rica, Colombia, Perú y Venezuela se celebran miles de festejos por año, muchos de ellos son corridas, pero también existe mucha tradición vaquera y por lo tanto se celebran los famosos rodeos y montas de toros que reflejan esta tradición.

En todas estas zonas existe mucha tradición taurina muy arraigada en la forma de vida de estas comunidades y por lo tanto se crían toros de lidia en cada uno de los países, cada uno con su propia personalidad. Pero el toreo levanta interés incluso en los países menos taurinos, existen peñas taurinas en grandes ciudades como Londres, Manchester, Nueva York, Paris o incluso en Holanda hay asociaciones de aficionados a los toros. Se levantan también en algunos estados de EEUU corridas “sin sangre” en las que participan toreros y rejoneadores para satisfacer a los inmigrantes portugueses y latinos que se encuentran en estas zonas de América. Pero son ferias como la de San Fermín en Pamplona que demuestran la internacionalidad de las corridas de toros, son miles de personas en todo el mundo los que se preparan a lo largo del año para correr junto a los toros en las calles de Pamplona y luego se reúnen en la monumental plaza de La Misericordia para ver las grandes figuras del toreo.

Las corridas de toros siempre se han considerado como algo muy Español, algo que es verdad, pero no es únicamente la fiesta nacional española porque son muchos otros países los que viven esta fiesta con la misma intensidad. Incluso setelevisó hace poco una corrida en China que tuvo millones de espectadores y las pocas corridas de toros que se han montado en el continente asiático han levantado mucho interés y los festejos han tenido una buena respuesta de público. Tampoco se puede despreciar la pasión de muchos aficionados extranjeros, bastantes han sido además grandes artistas u intelectos en sus países como Hemingway, Orson Welles, Ava Gardner o incluso Madona que ha mostrado su interés por la tauromaquia en numerosas ocasiones en sus canciones, conciertos y videos. Hasta se han atrevido muchos extranjeros de países no taurinas a tirarse al ruedo y vivir en primera persona lo que es ser torero, han habido y existen hoy en dia toreros de Inglaterra, Irlanda, los Estados Unidos, China y Japón.

Las tradiciones y las culturas dde un pueblo también son “representativas”ya que identifican a las personas que la comparten o el lugar de donde viene. Si mencionamos la ciudad de Pamplona en cualquier parte del mundo la gente piensa en los Sanfermínes y los encierros porque se trata de una tradición representativa de este lugar, al igual que la gastronomía y la música que sirve para identificar muchos sitios en todo el  mundo, y sin que alguien haya ido a este lugar lo reconoce por esta tradición o costumbre único. Entre los taurinos también se reconoce una ciudad o un país por su forma individual de vivir el toreo como la brillantez del toreo mexicano, la seriedad del toro que se lidia en Madrid o el silencio respetuoso del publico sevillano cuando el torero esta delante del toro.

Pero una tradición no solo es representativa por ser reconocido por el resto del mundo, lo es también porque requiere una cierta educación y conserva valores específicos que forman parte de la vida de las personas que comparten esta cultura. Para comprender el valor de una cultura es necesario tener una serie de conocimientos o tener empatía con los valores que lo caracterizan, la tauromaquia no es ninguna excepción. Aunque hay personas que se aficionan a los toros de todo el mundo y de distintos ámbitos sociales aquellos que mejor comprenden y se enamoran del toreo son aquellos que han crecido con ello, quizás en una ganadería de reses bravas, con un familiar que es torero o simplemente de una familia muy inculcado en el mundo de los toros. Los taurinos generalmente tienen que tener un base de conocimiento sobre la liturgia de la corrida, la técnica del toreo, los distintos encastes que existen en la cabaña brava, la forma de criar el toro y como comporta el animal tanto en la plaza como en el campo. Esta educación hace que los taurinos disfrutan y valoran más la cultura taurina.

La educación taurina la adquieren mucha gente a través de la enorme distribución de literatura y cinematografía que existe en el mundo de los toros, pero donde mejor se aprende es entre la gente del toro y viendo los toros. Después de mucho tiempo inculcado en el mundo taurino el aficionado y los toreros llegan a tener una sabiduría tan detallada que pueden prever como va ser un toro en la plaza solo por saber la ganadería a que pertenece y son capaces de evaluar si un toro va a ser bravo o manso simplemente observando como sale del toril. Este conocimiento es todavía más profundo en los vaqueros y la gente del campo ya que ellos llegan a conocer el toro en su hábitat natural y lo analizan desde el momento que nace hasta su lidia. Además, la literatura y la academia taurina está acompañada por un variado lenguaje formado por vocabulario y términos específicamente taurinos, tan extensa es este idioma que se han llegado a publicar numerosos diccionarios taurinos y también ha influido sobre el lenguaje castellano en general.

Finalmente, para que algo se considera como un patrimonio cultural tiene que ser reconocido como tal por la comunidad al que pertenece. Evidentemente no se puede considerar como cultura una práctica que no es reconocido como tal por la comunidad que lo practica. Muchas personas que viven del mundo taurino o simplemente son aficionados a ello se consideren como personas “taurinas” y en vez de considerar el toreo como parte de la cultura la consideran como una cultura por sí solo. En la actualidad la gran mayoría de los países y comunidades donde se celebran festejos taurinos los consideran legalmente como cultura, una afirmación que ha sido reforzada en España y Francia, dos países que han blindado las corridas de toros y festejos taurinos dándolos el reconocimiento de ser un bien de interés cultural. Sumamos a esto los muchos pueblos y ciudades de España y de otros lugares del mundo que han blindado sus propias fiestas taurinas con el mismo reconocimiento.

Aun así son muchos los que niegan todos estos argumentos que demuestran que la tauromaquia es un patrimonio cultural y pretenden desmentir estos argumentos diciendo que el sufrimiento del toro en la plaza impide que esta práctica sea considerada como arte o como cultura. Creo que el escritor inglés Alexander Fiske-Harrison resume con gran elocuencia este asunto afirmando que “cada uno tiene que decidir por sí mismo si el valor estético de la corrida justifica el sufrimiento del toro, al igual que uno tiene que decidir si el placer de comer un bistec justifica la muerte del animal.” Con respecto al sufrimiento del animal hay que destacar los muchos científicos que han investigado las condiciones únicas de la biología de esta especie, la mayoría de estos estudios han llegado a la conclusión de que el toro bravo posee las condiciones perfectas, tanto físicas como psicológicos para sobreponerse a las adversidades que encuentra en la plaza. Estos estudios muestran también  el interés científico en el toro de lidia. 

Evidentemente este tema estará rodeado siempre por la controversia, es un tema de muchos matices y requiere un análisis muy meticuloso. Los argumentos expuestos aquí demuestran que la tauromaquia posee todas las cualidades que requiere UNESCO para considerar algo como un patrimonio cultural inmaterial, pero siempre habrá otras personas que argumentan que el toreo posee también otras cualidades que contradicen su estatus como cultura. Lo que está muy claro es que este debate tiene que alejarse del tradicional “toros sí, toros no” ya que debe estar basado en una evaluación racional en la que se expone todos los puntos de vista y se evalúan  todos los matices del mundo taurino. En cuanto a UNESCO y si estaría dispuesto a reconocer la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad es muy difícil hacer comentarios, pero queda muy claro que sobra justificación el hecho de que se considera como un patrimonio cultural la actividad taurina de aquellos países donde más arraigo tiene esa cultura. 

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