sábado, 19 de marzo de 2016

Almodóvar Del Campo 19/03/2016


Ya no quedan dudas, el novillo ya está quedando demasiado pequeño para Ginés Marín, el novillero extremeño ya pide el toro. Hoy lo ha demostrado en una novillada celebrada en Almodóvar Del Campo en la que actuaba junto a David De Miranda y Carlos Aranda ante novillos de Dolores Rufino de aceptable presentación pero que sólo tuvieron en común la falta de raza. Los tres noveles estuvieron muy por encima de sus lotes y han destacado por su entrega y oficio malogrando sus éxitos principalmente con el mal uso de la espada pero sin perder muchos premios que cayeron junto a la lluvia intermitente que también afectó el desarrollo del festejo en algunos momentos. 

Sin quitar mérito a ninguno de los tres hay que destacar la importantísima actuación de Ginés Marín, que, sin tener un lote propicio para el triunfo exhibió ante ambos novillos un sobrado oficio y madurez más de matador que de novillero. Recibió a su primer adversario con mucha firmeza y seguridad toreando con gusto y maestría a la verónica antes de rematar con un improvisado tijerilla y una serpentina.  Llevo el toro al caballo de picar galleando con el capote por la espalda. Inicia la faena con una pedresina y toreo al natural en los medios. Cambió entonces a la mano diestra y se puso a torear con oficio y seriedad en series firmes en las que dominó las acometidas del novillo hasta que estuvo muy por encima de su enemigo y se puso a torear de rodillas en un serie de derechazos largos y templados. El novillo le prendió y le tiro por encima de los pitones en una voltereta muy fea que destrozo la taleguilla pero que no produjo ninguna herida. Volvió a ponerse de rodillas antes de tirarse a matar con fe y cortar las dos orejas. 

Salió a torear el cuarto vestido con pantalón vaquero tras el dramático incidente que no le afectó de ninguna forma. Se puso de rodillas para recibir la bestia con una larga cambiada y lució otra vez más con el capote en un atractivo y variado quite. No movió los pies en el espectacular inicio de faena con ayudados por alto que gustaron mucho los espectadores. El novillo se paró muy pronto y Ginés no tuvo otra opción que dejar que los cuernos le llegasen muy cerca y torear el novillo en círculos muy cerrados destacando más los circulares invertidos que sirvieron para finalizar la actuación del novel. Se tiró a matar con disposición y entrega pero el acero pincho dos veces en hueso antes de que metió una estocada entera que hizo caer sin puntilla al novillo. Fue premiado con un apéndice del animal y salió triunfalmente por la puerta grande. 

El segundo novillo de la tarde fue un manso de libro negando completamente a obedecer los capotes y solo arrancando para quitarse de encima los molestos picadores y banderilleros que le castigaron. En el último tercio David De Miranda sorprendió sacando algún que otro muletazo del novillo pese a que no había evidentemente ninguna faena. El recibo de capote al segundo de su lote fue de mucho gusto y empaque. A este novillo sacó uno de las faenas más vistosas de la tarde en la que fusionó el oficio y la entrega con la clase y el buen gusto. Cautivó su audiencia en toreo de gran calidad a un ejemplar noble y obediente destacando ante todo un serie muy buena al natural.  Su manejo del acero fue deficiente pero eso no impidió que fuera premiado con dos orejas por su gran actuación, el doble premio que le permitieron salir a hombros con su compañero de cartel. 

Carlos Aranda salió andando de la plaza pero eso no quiere decir que su actuación fuera menos importante. Demostró clase y estilo en su recibo capotero al segundo novillo de la tarde. Con la muleta puso en evidencia sus ganas empezando de rodillas y buscando el triunfo en varias tandas de compás abierto en las que obligó su enemigo a entregarse en la lucha con toques fuertes y mando en cada lance. Perdió su premio fallando a la hora de matar. Con mucha entrega empezó la lidia del sexto con una porta gayola y buen toreo a la verónica. Fue cogido al iniciar la faena intentando pegar un pase cambiado por la espalda para luego volver a torear con mucho temple en redondo con otro ejemplar que faltó raza y sobre el ruedo que se iba encharcando por la lluvia. La faena fue notable pero estropeó una vez más su actuación con el mal manejo de la espada y el descabello. 


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